Inteligencia emocional y Mindfulness: ¿Cómo gestionar mejor mis emociones?

¿Sabías que la práctica de la meditación y el Mindfulness (atención plena) son unos grandes aliados para mejorar la gestión y la regulación de las emociones?  

 

El concepto de inteligencia emocional ha sido ampliamente difundido por autores como Daniel Goleman, Salovey y Mayers, quienes definen este tipo de inteligencia como:

 

"La inteligencia emocional es la habilidad para percibir, entender, razonar y gestionar las distintas emociones de uno mismo y de los demás"  (Goleman, 2007; Salovey & Mayer, 2008)

 

 

La inteligencia emocional engloba distintas habilidades que determinan como reaccionará la persona ante sus propias emociones y ante las emociones de los demás, determinando así la propia capacidad del individuo de establecer relaciones interpersonales de carácter más o menos sano y equilibrado.  

 

El concepto de inteligencia emocional es amplio y engloba distintos aspectos como:

  • Habilidades emocionales: percibir y reconocer las emociones, sentirlas y sostenerlas, regularlas, expresarlas adecuadamente...
  • Habilidades sociales e interpersonales: captar las emociones de los demás, regular las conductas sociales a través de las emociones que sentimos o percibimos en los demás, desarrollar la empatía, tener una mirada compasiva y libre de juicios para con las otras personas, ser capaces de captar y empatizar con las necesidades de los demás...
  • Habilidades intrapersonales: la autoestima, la auto-observación, la autorregulación, la capacidad de atender y satisfacer las necesidades personales, el cuidar de uno mismo, el auto-análisis, la conciencia de uno mismo, la auto-compasión o la mirada amable hacia uno mismo, la coherencia entre lo que sentimos, lo que pensamos y lo que hacemos...
  • La adecuada gestión y regulación de las emociones y los sentimientos. 
  • La comunicación y la expresión de los estados emocionales.
  • La empatía y la resonancia con la experiencia emocional de los demás.
  • Otras habilidades como la perseverancia, la auto-disciplina, la resiliencia, la responsabilidad, la creatividad, la espontaneidad, la capacidad de adoptar nuevas perspectivas, el aprendizaje, la motivación...

 

Mediante la práctica de la meditación y el Mindfulness, podemos desarrollar nuestra capacidad de atender nuestra experiencia interna presente, así como de ofrecer una atención y una presencia de calidad a los demás. Mediante simples ejercicios para fomentar el desarrollo de la atención plena, logramos desarrollar e integrar habilidades altamente útiles para el desarrollo de la inteligencia emocional como: 

  • La atención a nuestra experiencia interna presente: captamos con más nitidez y detalle nuestras sensaciones corporales, emociones y pensamientos de manera que logramos más coherencia interna entre el sentir, el pensar y el hacer. 
  • La atención a nuestra experiencia externa presente: captamos más información sobre nuestro entorno y sobre las personas que nos rodean, volviéndonos más empáticos y capaces de comprender la experiencia ajena, así como mejorando notablemente la calidad de nuestras relaciones interpersonales.
  • Mejoramos nuestra capacidad de auto-observarnos y de observar la realidad externa desde una mirada amable, compasiva y libre de juicios. Esto nos permite mejorar notablemente nuestra conciencia de nosotros mismos y de los demás. 
  • Mejoramos nuestra autoestima y nuestra confianza en nosotros mismos y en la vida.
  • Disminuímos los niveles de estrés, de ansiedad y de emociones tóxicas y aprendemos a conectar con la calma interior y con una forma de vivir nuestras emociones mucho más balanceada y sana. 
  • Logramos desconectar el modo 'piloto automático', dejando de ser reactivos (reaccionar automáticamente según condicionamientos del pasado) para pasar a usar el 'piloto manual'; es decir, aprendemos a reaccionar al presente de manera consciente, eficaz, creativa y flexible, aumentando nuestra capacidad de adaptarnos de forma óptima a las distintas circumstancias que experimentamos. 
  • Disminuimos la intensidad del diálogo interno y logramos espacios de silencio interior. Mediante la toma de conciencia de nuestro discurso interno y de su vacuidad, logramos transformar un discurso mental negativo, limitante o tóxico en una corriente de pensamientos más saludables, amables y ecuánimes. 
  • Aprendemos a escuchar a nuestro cuerpo, a diferenciar y aceptar las sensaciones corporales por igual. Cuando mejoramos nuestra capacidad de atención a la experiencia corporal, también mejoramos nuestra capacidad de percibir las emociones que se expresan siempre a través de sensaciones corporales intensas o sutiles. 
  • Desarrollamos la capacidad de sostener las emociones, regular su intensidad y gestionarlas con mucha más eficacia. Aprendemos a dar espacio a todas las emociones por igual, mejorando especialmente la gestión de emociones difíciles como la rabia, el miedo, la ansiedad, la tristeza o la vergüenza, 
  • Aprendemos a relacionarnos más conscientemente con los demás desde la presencia, la escucha atenta, la empatía, la amabilidad y el no-juicio. La calidad de nuestras relaciones mejora notablemente y somos capaces de vincularnos afeectivamente con otras personas desde la autenticidad, la honestidad, la espontaneidad y las emociones positivas como el amor, la alegría y la compasión. 

 A continuación, encontrarás una meditación Mindfulness de Vicente Simón sobre las emociones. ¡Espero que la disfrutes!