¿Para qué sirven las emociones?

"Casi todo el mundo piensa que sabe qué es una emoción hasta que intenta definirla. En ese momento prácticamente nadie afirma poder entenderla" 

                (Wenger, Jones y Jones, 1962)


¿Para qué sirven las emociones? La palabra emoción tiene su raíz etimológica en las palabras latinas emotio y emotionis, nombre que deriva del verbo emovere. El prefijo "e-"  - de, desde - nos indica "retirar, desalojar, hacer mover" y el verbo "movere" que nos remite a las acciones de mover, trasladar e impresionar. La propia palabra ya nos indica que una emoción es portadora de movimiento, es una impresión que nos saca momentáneamente de nuestro estado habitual y nos facilita cierto grado de energía para impulsarnos a realizar alguna acción. 

 

Las emociones poseen una función biológica, permitiéndonos la realización de acciones y el despliegue de conductas que nos permiten responder a los estímulos del entorno. Tradicionalmente, clasificamos las emociones como "positivas" si nos producen agrado o placer y "negativas" cuando nos producen experiencias que valoramos como displacenteras o desagradables. En realidad, no existen emociones positivas o negativas puesto que cada una de ellas posee unas funciones sanas que buscan nuestra adaptación al entorno. 

 

A la hora de valorar las emociones lo podemos hacer según el grado de placer/displacer que nos generan y según el nivel de intensidad con el que experimentamos dicha emoción. A pesar de esta valoración - mayormente subjetiva - es necesario que no perdamos de vista las funciones que cumplen nuestras emociones y su importante papel para nuestra supervivencia y adaptación. 

 

Las emociones poseen 3 funciones principales: 

  • Función adaptativa
  • Función social
  • Función motivacional

 

La función adaptativa nos prepara para reaccionar eficazmente y llevar a cabo una conducta acorde con las condiciones ambientales en las que nos encontramos. Mediante esta función adaptativa, la emoción nos permite acercarnos o alejarnos de nuestro objetivo. Por ejemplo, mediante la alegría nos acercamos a los demás y establecemos vínculos afectivos. En cambio, mediante el miedo nos alejamos del objeto/situación/persona temido como una forma de protegernos de un potencial peligro. 

 

Algunas de las funciones adaptativas de las emociones son: 

  • Miedo: protección
  • Ira: destrucción
  • Alegría: contacto y vinculación afectiva
  • Tristeza: asimilación de una experiencia dolorosa, reintegración.
  • Confianza: afiliación, establecer vínculos.
  • Asco: separación, rechazo.
  • Anticipación: exploración, prepararnos para una experiencia.
  • Sorpresa: curiosidad, exploración, acercanos a algo. 

La función social de las emociones está relacionada con facilitarnos la interacción con los demás y el establecimiento de vínculos relacionales. Las emociones nos proporcionan  información sobre las conductas de las personas con las que nos relacionamos y nos facilitan expresar y comunicar nuestros estados afectivos internos al entorno. Así, las emociones nos predisponen a las relaciones interpersonales (contacto o retirada).

 

La función motivacional se entiende si miramos la emoción como una energía que nos predispone a movernos con el fin de satisfacer una necesidad organística. Cualquier conducta "cargada" emocionalmente siempre tendrá más vigor y fuerza que cuando esa misma conducta carece de emoción. El agrado o desagrado del que nos informa la emoción, así como su intensidad,  nos aportan información valiosa sobre nuestra necesidad de contacto o de retirada en relación al objeto/persona/situación que ha despertado nuestra necesidad. 

 

Por todo ello, es importante aliarnos con nuestras emociones y aprender a descifrar la valiosa información que nos facilitan nuestras emociones sobre nuestro organismo y sobre nuestra relación con el entorno. 

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