Dilemas de la Rueda de la fortuna: ¿Tarot adivinatorio o tarot terapéutico?

Este gran dilema que trae la Rueda de la Fortuna: ¿Destino o responsabilidad personal?

 

Cuando consultamos tarot adivinatorio preguntamos: ¿Qué me va a pasar?. Esta aparentemente sencilla e inocente cuestión esconde unas actitudes internas y unas creencias que, muy frecuentemente, son fuente invisible de sufrimiento y de profundo malestar psicológico. Enfocar así nuestra pregunta implica la renuncia a nuestro poder poder personal, a nuestro libre albedrío. Renunciamos, de esta forma, a nuestra responsabilidad personal y nuestro papel de cocreadores activos y actores creativos de nuestras propias vidas.


 

La cuestión así planteada esconde un delegar nuestra vida a un "destino fatal". Ser observadores pasivos, llenos de incertidumbre e impotencia, posicionados en un cómodo ( y peligroso) papel de víctima de las circunstancias externas que, según las dudosas artes adivinatorias, acontecerán sí o sí, irreversiblemente y sin que podamos cambiarlas o intervenir en ellas en absoluto.

Este enfoque determinista y predictivo del tarot implica asumir que nuestra historia está ya escrita, que no somos partícipes de ella y que, más bien, vivimos nuestras vidas como observadores pasivos, invadidos de un sentimiento sordo de ser marionetas a la deriva, movidas por los hilos invisibles e imprevisibles de las circunstancias externas y totalmente atados de manos y pies. Así posicionados, declaramos entre líneas que somos incapaces de participar activamente de la danza de la vida y asumimos que hemos sido privados de nuestra libertad más elemental y esencial: la capacidad de crear y de crearnos, el placer de manifestar plenamente nuestra más profunda esencia sagrada y original.

Privados así de nuestra fuente primordial de gozo y alegría, nos olvidamos de nuestro poder personal, desterramos nuestros talentos y nuestros recursos y preferimos - pues es más cómodo y menos cansado - abandonar nuestro barco a la deriva, dejándolo a merced de las olas y tormentas y, lo que es peor, pensando somos incapaces de capitanearlo dignamente y hacer que esta travesía de la vida valga la pena, que esta aventura de Ser tenga un sentido último, que nuestra vida sea algo de valor sagrado y elevado para nosotros, para los demás y para el universo.

El tarot terapéutico, sin embargo, propone un enfoque totalmente opuesto a las mancias adivinatorias. El tarot terapéutico, en lugar de ofrecer respuestas y sentencias definitivas, te interroga una y otra vez sobre tu presente. Como un buen maestro socrático, este enfoque transpersonal del tarot te invita a realizar preguntas de poder cuyas respuestas permitan elevar tu grado de conciencia sobre tu vida, tus actitudes internas, tus acciones y tus relaciones. Preguntas como: 

  • ¿Qué está pasando aquí y ahora en mí? 
  • ¿Qué responsabilidad tengo yo en lo que acontece en mi vida? 
  • ¿Qué patrones o actitudes perjudiciales repito de forma inconsciente y deben y pueden ser transformados? 
  • ¿Qué actitudes internas beneficiosas debería cultivar? 
  • ¿De qué recursos dispongo para cambiar aquello que no me hace feliz ni me satisface ahora mismo?

Estas cuestiones son verdaderas preguntas poderosas cuyas respuestas nos permiten conocernos más profundamente, darnos cuenta y ser más conscientes de nuestras vidas, de lo que nos da paz y de lo que nos hace sufrir. Saber preguntar adecuadamente es un arte: si planteamos cuestiones de poder obtendremos respuestas de poder con las que podremos alcanzar mayor lucidez y comprensión de nuestra existencia.

El tarot terapéutico nos propone asumir nuestra responsabilidad personal, ser agentes cocreadores y activos en nuestras vidas y en el mundo, abandonar la posición de víctimas para convertirnos en guerreros, en sanadores, en maestros, en arquitectos conscientes de nuestra realidad. Este enfoque terapéutico nos anima a superar el complejo de Jonás y reconocer, de una vez por todas, lo sagrado que hay en todos y cada uno de nosotros. Los arcanos, entonces, dejan de emitir sentencias irrevocables sobre nuestro futuro y nuestro destino y se transforman en portadores de esa pequeña gran lámpara de sabiduría que nos permitirá sacar a la luz nuestros recursos personales, nuestros dones, nuestros talentos y, por encima de todo, descubrir la esencia más sagrada y profunda que habita en cada uno de nosotros.

La esfinge en lo alto de la rueda nos plantea una encrucijada:

¿Dejas nuestro destino en manos del "azar"? o ¿Haces girar concientemente la manivela de la Rueda de la Fortuna y recuperas tu poder personal y lo sagrado que hay en ti?

 

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